Es curioso de qué modo en los tiempos que corren se busca denodadamente el correcto alineamiento, la medida perfecta, el dato exacto. También a la fotografía, ocupada hasta hace bien poco mucho mas de la insinuación que de la “designación”, llega ese tufillo empobrecido tan propio de la imagen técnica (V. Flusser/ Una Filosofía de la Fotografía) y no de la imagen fotográfica.
El profundo cambio sufrido por los métodos de revelado de la imagen fotográfica, apoyados ahora en un sustrato informático, digital, parece hacer que confundamos no solo el referente con la fotografía, sino el medio (digital) con el fin…en absoluto digital.
El gris medio no es –nunca lo fue– la tarjeta del 18% de reflectancia de Kodak, ni ese dato definido por normas ANSI para el calibrado de los fotómetros. El gris medio es, perceptivamente al menos, algo que asignamos por comparación –asignación perceptiva– con el resto de las densidades de una escena. Además es, por definición, un valor también cultural, social, y en definitiva individual.
Es una elección. NO es un dato empírico.No podemos confundir el calibrado de un sistema con la esencia inmutable de un dato con rango de realidad.
La fotografía es, precisamente, una ventana abierta que desmiente constantemente esa convención operativa y consensuada que llamamos “la realidad”, y su función es decididamente ensanchar y desmentir la “norma”.
El referente de la fotografía que encabeza este post es una estructura redondeada de aluminio en placas sometido a una iluminación natural sesgada lateralmente. La luminancia del aluminio convendríamos seguramente en que ocuparía una zona media-alta de la escala tonal. Al contrario, todos sabemos que esto solo depende del modo en que incida la luz sobre dicha superficie, nuestro ángulo de toma, y –sobre todo– nuestra propia asignación.
La asignación es una posición personal ante la gama tonal de una escena (Ansel Admas). El gris medio, por tanto, es solo un valor referencial de contraste.
El gris medio pertenece al fotógrafo; ni al aparato (la cámara), ni a Kodak, ni a Ansel Adams, por supuesto.
Otra toma del referente en este caso: