El estado de cosas en fotografía actualmente es tan, tan enloquecido…En China, para desear lo peor a tu enemigo suelen decir “ojalá te toque vivir tiempos interesantes”
La confusión es tal que no solo NO nos alejamos de la dictadura falaz impuesta por la saturación de imágenes, sino que estamos a menos de un paso de invertir uno de los paradigmas claves en la historia: antes cualquier historia contada era, por definición, falaz, parcial, tendenciosa, interesada; ahora cualquier historia es “posiblemente cierta”, solo es necesario rodearla del número suficiente de imágenes.
El hecho humano ha sabido realizarse en medio de mil mentiras desde siempre pero, ahora, la mentira ha dejado de existir engullida por la peor falacia: la saturación, la abundancia.
En el mundillo del arte fotográfico es común encontrar pautas que proponen investigar una idea, una verdad interior o cualquier otro constructo del pensamiento a través del proceso fotográfico. ¡No he visto jamás intención mas torticera!
Es mucho mas inquietante pensar que una idea pueda tomar cuerpo en un conjunto de imágenes que cualquier otra falsedad instrumentalizada en el uso interesado de este medio.
El arte fotográfico —al menos cierto tipo de corrientes— han invertido el proceso. Y el proceso es lo único verdadero en fotografía. Y ese proceso puede desembocar en una idea, en una historia…en muchas historias.
Hacer lo contrario, y tratar de someter el proceso a una idea, a una verdad inicial, es poner la fotografía al servicio de la mentira…ni más ni menos.
En ciencia quizá el obturador sea la hipótesis; en marketing una idea busca una imagen (muchas imágenes) que hagan que una historia sea verosímil; en fotografía, el obturador pone inicio al proceso, lo activa…SOLAMENTE.
Quizá “el arte” —lo que el mercado hace visible del arte— haya asumido ciertamente en este momento la vanguardia del marketing disfrazado, en ocasiones, de ciencia.