Luz líquida. Alarabi

“Luz líquida. Alarabi” © J. Bengoetxea 2007

Alarabi —también conocido como Tartalo— nunca había visto la mar.

Lanzaba piedras enormes a los montes próximos y esperaba, siempre atento, el eco del golpe. Un día, lanzó una roca tan lejos, que la perdió de vista. Tras un tiempo mayor que el usual, le llegó un extraño eco. Quedó perplejo y quiso saber dónde había caído. Aquel día descubrió tras el último monte una extraña llanura de hierva líquida de color azul. Pensó que era una alucinación, quizá un error de su vista: tenía un único ojo y, de cuando en cuando, sospechaba que él no veía los que veían los demás…Quedó fascinado.

Meses después se pudo leer esto en el interior de una de las cuevas de Muski:

“lo que veo sólo es el eco de un gran chorro de luz que se estrelló en el agua de un mar que se agita dentro mi propio ojo. Mi condena es el regalo de un paisaje único, ese que mi único ojo me enseña en ausencia de otro ojo que lo desmienta…”

Continuaba con frases incomprensibles y garabatos confusos.

 

Nota: la fotografía adjunta es una reproducción digital extraída de un cuaderno de anotaciones recuperado de una cueva de Muski en 2007