Según se recoge en algunos apuntes manuscritos de Speak y Burton, antropólogos y geógrafos que descubrieron y nombraron las Montañas de la Luna, la etnia “bóreas” es la responsable de los vientos de invierno que llegan del Norte a los arenales del Cantábrico.
De uno de sus cuadernos de viaje —concretamente del que Burton dedicó a los autrigones— extraemos esta instantánea atribuida a una supuesta danza que los bóreas escenifican anualmente convocando esos vientos en escondidas calas justo tras el verano.