Lo efímero en fotografía: la puerta

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Casi como en un espejo se repite fuera lo que ocurre dentro de la cámara oscura cuando un destello, un pequeño triangulito de luz, descubre la forma.

Quizá la esencia de la fotografía resida mucho mas en la mutabilidad permanente de la forma, que en lo efímero del referente, de lo que “acontece frente a la cámara”.

En fotografía, comúnmente, se persigue lo perenne, la permanencia. La misma historia de la fotografía y sus implicaciones sociológicas la unen indisolublemente con algo parecido a la repetición eterna de algo que, en realidad, NUNCA ocurrió.

Creo —estoy convencido— que la fotografía no perdura, y de que ese es precisamente su valor: la fotografía delata la imposibilidad de permanencia.

La fotografía, las fotografías, corren el riesgo de ser interpretadas como catafalcos perennes; nada mas lejos… yo creo que, bajo esa característica aspectual, son el instrumento perfecto para inspeccionar la permanencia, pero de lo efímero.
No es un trabalenguas, lo efímero de la permanencia es lo que muchos fotógrafos intentan; la permanencia de lo efímero es lo que retratan en realidad.

“Lo acaecido” (objeto de la fotografía informativa, documental, de la instantánea) es circunstancial, variable, mutante, falaz. La forma que lo “traslada” es lo permanente , lo esencial.