“La Guerra de los Mundos” © J. Bengoetxea 2017
Era ayer, casi al atardecer. Pasear por Bilbao quizá se haya convertido en un quehacer alucinógeno que puede llegar a activar zonas de la corteza prefrontal que solo las “plantas de poder” saben alcanzar, estados alterados de conciencia seguramente…
Una gran masa de cristal en forma de monolito piramidal se cernía sobre la capital a la altura de Abandoibarra, un poco mas arriba. La estructura, plagada de lucecitas interiores y con aspecto de carecer de tripulantes, aplastaba literalmente las casas…y absorbía su luz produciendo un gran apagón en la zona. No parecía emitir rayos de calor ni gases venenosos. Concentraba en su interior toda la energía disponible a su alcance, LA HACÍA SUYA…o eso quiso pensar mi turbada conciencia. Luego me adentré en su interior por una enorme pasarela acristalada de proporciones desconocidas para mí. Había entrado ya muchas veces, pero jamás en ese estado de conciencia. Tiempo después me vi de nuevo andando debajo de las columnas del Zubiarte. Todo parecía haber vuelto a la normalidad y mi reloj se había detenido mas de dos horas quizá. No tengo conciencia ni recuerdo alguno del tiempo que estuve en su interior.
Recordé, parado en un semáforo, la historia que Orson Welles contó en la radio a los americanos el 30 de octubre de 1938 y, aún perturbado seguramente, quise pensar que aquel programa de radio continuaba emitiéndose en el mismo centro de Bilbao casi ochenta años después.
¡ Es la Guerra de los Mundos !