Hablar de experiencia como recompensa no es solo una manera de entender la fotografía, sino de entender el propio hacer, el vivir en sí.
Si hablamos solo de fotografía —si esa entelequia fuera posible, y no lo es— estamos aludiendo, aún sin saberlo quizá, a la propia sustancia, a la propia esencia de la fotografía que, en todo caso, nunca está del lado de lo “Real” ni de la obra final siquiera, sino del propio Proceso: es indudablemente cierto que la única Realidad a la que alude directamente la fotografía, lejos del referente, es a su propio lenguaje, a su propio proceso dinámico, aspectual, cambiante.
La apariencia de instante diluido en favor del Proceso, “alza la mirada”. Lo real es el propio proceso; ni el objetivo, ni el referente lo son ya que, ambos, son exclusivamente el material sobre el que se construye la obra.
Es poco usual oir hablar así de la fotografía. Vallhonrat lo hace con intensidad. ¡ Lo aplaudo !