En la desembocadura del río Urola, en Zumaia, en un entorno lleno de encanto, Zuloaga compró una antigua ermita y hostería donde fue reuniendo su obra y donde ,además, se expone parte de su colección privada con trabajos de artistas como El Greco, Goya, Zurbarán y Rodin, entre otros.
Una casa que te abraza nada mas entrar y te impone su pauta narrativa invitándote a dejarte llevar desde la cámara por una atmósfera llena de perfiles amables que te acogen, que te hacen cómplice de sus pasados, de sus historias.
El reto no fue el caudal o la prosodia de su color —que también…—, sino el respeto por ese cúmulo de sensaciones que deambulan por sus estancias. ¡Un placer!